El camino de la juventud lleva toda una vida (Pablo Picaso)

El camino de la juventud lleva toda una vida (Pablo Picaso)

martes, 27 de abril de 2010

JUVENTUD DIVINO TESORO

Si os he referido estos detalles acerca del asteroide B612 y si os he confiado su número es por las personas grandes. Las personas grandes aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen: “¿Colecciona mariposas?”. En cambio os preguntan: “¿Qué edad tiente? ¿Cuánto gana su padre?” Solo entonces creen conocerle…

Si les decís: “La prueba de que el principito existió es que era encantador, que reía y que quería un cordero. Querer un cordero es prueba de que se existe”, se encogerán de hombros y os tratarán como se trata a un niño. Pero si les decís: “El planeta de donde venía es el asteroide B612”, entonces quedarán convencidos y os dejarán tranquilos sin preguntaros más. Son así. Y no hay que reprocharles. Los niños han de ser muy indulgentes con las personas grandes.

Pero claro está nosotros que comprendemos la vida nos burlamos de los números. Hubiera deseado comenzar esta historia a la manera de los cuentos de hadas. Hubiera deseado decir: “Había una vez un principito que habitaba en un planeta apenas más grande que él y que tenía necesidad de un amigo…” Para quienes comprenden la vida habría parecido mucho más cierto.

Antoine de Saint-Exupéry “El Principito”


Aquellos que me conocéis os preguntareis “que hace una chica como yo en un sitio como este”. No quiero que penséis que he abandonado mis principios ni mucho menos, guardo fidelidad a mi código deontológico pero hay veces en la vida que una tiene que dar su brazo a torcer… ¿a quién quiero engañar? En realidad son cuestiones burocráticas a las que dada mi condición de jovenzuela sin voz ni voto (como la mayoría de los de mi casta) no puede escapar.

Hasta hace escasos días todo el contacto que había mantenido con esto de los blogs se reducía al Diario de una fea que en mi adolescencia Telecinco, el gran Rey Midas, popularizó con la serie Yo soy Bea. Dada la coyuntura ¿Cómo podía tener buena opinión de esta herramienta cibernaútica?
Más inri toma el asunto si asumimos que vivimos en una sociedad enferma de un gravísimo mal al que los entendidos han decidió llamar SOBREINFORMACIÓN, mi diagnóstico como aficionada es que ahora como todo el mundo dispone de medios escribe, habla y comenta cual eruditos en la materia sobre aquello que no tiene ni remota idea. Lo peor de todo es que cuando tú quieres saciar una curiosidad o ansias información y recurres a la red corres el peligro de tomar como fidedigna una información que en absoluto lo es. Ahora surge la pregunta que todas vuestras cabezas comienzan a plantearse ¿Y entonces, que haces tú firmando un blog que encima se titula “La generación del botellón”?

Os comento: el otro día me encontraba en la típica sobremesa de domingo, (la que acontece justo entre los deportes de la primera y los anuncios de la horrible película de Antena tres) cuando sin otra cosa mejor que hacer me dio por escuchar la aburridérrima conversación que estaban manteniendo mis padres y tíos a cerca de lo horrible que es la política española.
Cansada de escuchar… (me reservo el adjetivo, que hablo de la sangre de mi sangre) opte por hacer una brillante intervención. Delirios de grandeza a parte, os juro que pronuncie lo más inteligente que se había dicho en esa mesa desde que comenzó la comida, y sabéis cual fue la respuesta que obtuve por parte de mi padre, ¡mi progenitor! “¿Vas a querer café Sara?” ehhh!! Eso es todo lo relevante que fue mi magnifica intervención…
¡Ah! pero es que yo no sé lo que es la vida, a mis diecinueve años que voy a saber yo quien es Zapatero o lo que la crisis significa si no tengo que pagar una hipoteca.
Y además si soy una pobre secuaz de la generación del botellón. Si lo único que hago con mi vida es beber en parques oscuros y vomitar detrás de contenedores mientras me graba callejeros…
El futuro nos pertenece.
Asique puede que como dueños y señores del porvenir quizás mereciésemos ser escuchados.

Puede que sin ser experta en nada tenga algo que decir, no entiendo de setas, de ordenadores ni de moda pero tengo algo muy valioso que quiero que se archive en algún recóndito lugar, poseo algo que puede serte útil, que me puedes discutir y que quiero gritar a los cuatro vientos: mi OPINIÓN.